Hoy he
comenzado el día llevando al aula casi los últimos materiales necesarios para mi
intervención educativa. Después fui al patio con el resto de las maestras para
recibir a los alumnos.
Tras ello,
fuimos al aula donde una alumna trato los temas usuales de la asamblea y
otros como la actividad del libro viajero que comenzará en este fin de semana.
Además la maestra repaso la letra “b” con ayuda del cuento de la “Presumida B”
de la colección de “Letrilandia” y de los demás personajes para trabajar dichos
sonidos con las vocales. Durante este momento todos se mostraron interesados y
atentos exceptuando uno . Intenté que se sentara correctamente y escuchara pero
fue imposible. Así, que probé con el tiempo fuera y con el refuerzo positivo
(verbal) que resultó un poco mejor.
Después la
maestra explicó una ficha sobre los medios de transporte donde además de estos
se trabajaba: las formas, la escritura y los números ordinales y
cardinales. Mientras los alumnos realizaban dicha ficha, uno de los alumnos que
tienen un ritmo de aprendizaje menor trabajo conmigo los números (símbolo y significado),
las vocales y los colores (confunde los nombres de los colores sobre todo
verde, rojo y azul).
Al acabar, los
alumnos tuvieron juego libre, exceptuando dos de ellos, que tardaron más en su
tarea. Me puse primero con uno que al concentrarse terminó rápidamente y se fue
con el resto de sus compañeros a jugar. Luego me puse con el otro alumno al que
le faltaba la tarea, a este alumno le cuesta mucho mantener la concentración,
distrayéndose ante sucesos irrelevantes. Conforme iban acabando la actividad
correspondiente podían jugar libremente o usar plastilina como habitualmente.
De nuevo el alumno que suele tardar más en hacer sus ejercicios se quedó sin
jugar.
Tras
recoger los juguetes, lápices… se les repartió el desayuno a aquellos alumnos
que se los da el centro y los demás sacaron el suyo propio de la mochila.
Además de ello, el centro (por una ayuda concedida por la Junta de Andalucía)
repartió un plato con trozos de manzana y galletas. Que se repartió entre todos
los alumnos y del cual comieron al menos un trozo.
Durante el
recreo estuve en el aula un rato, ordenando y posteriormente redactando el
diario de clase. Cuando los alumnos subieron hicieron muy bien la clase de
relajación recompensando con cosquillitas aquellos comportamientos que quiero
que se repitan. Utilizando tanto el aprendizaje directo como el vicario como
recurso educativo.
Después de la clase de relajación los niños se lavaron las manos, uno de ellos se negaba a lavárselas y tuve que ser muy paciente hasta que por fin fue. (Sigue siendo reticente a cumplir las órdenes). Una vez que estuvimos todos en la clase se realizó una pequeña asamblea para tratar temas como: el cuidar los objetos, el no pelearse… Además la profesora explicó una ficha sobre la letra “b” donde los niños trabajaban el trazo de la letra y debían colorear objetos y animales que contuvieran dicha letra y tachar aquellos que no la tuvieran. Por detrás de la hoja, repasamos las sumas y las restas. Realizando además el dibujo que ellos quisieran. En general todos los alumnos con un poco de ayuda lograron hacer las fichas sin problemas. Como punto a destacar tenemos a dos alumnos: uno de ellos necesita adaptaciones en las actividades numéricas (repetir el número 1 y 2) además de una mayor atención. El otro alumno muestra falta de atención y una gran actividad motriz, necesitando mayor atención por parte de las maestras.
Tras realizar dicha ficha los alumnos podían
realizar una corona donde tenían que hacer: troquelado, colorear y en algunos
casos recortar y pegar. Ya que a los últimos alumnos se les ocurrió la idea de
pegar objetos de revistar y los ayude, supervisé y fomente su creatividad. En
un principio me pidieron que mientras que coloreaban les recortara objetos de
las revistas y luego fueron ellos mismo los que cortaron y pegaron aquello que
quisieron. Después de realiza la ficha como es habitual los alumnos podían
jugar a lo que ellos quisieran, mientras que la maestra los iba llamando para
hacer su lectura diaria.
Durante el
juego, observé que uno de los alumnos estaba llorando, en un principio solo me
quede mirando si ellos mismos resolvían el conflicto. Al ver que no iba bien la
cosa intervine. Hablando con los niños implicados llegando a un entendimiento.
Y posteriormente, siguieron jugando juntos. Finalmente los alumnos ayudaron
entre todos a recoger la clase y se prepararon para ir al comedor.
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