miércoles, 8 de marzo de 2017

¡Miércoles de no parar!

Hoy he ido un poco antes al colegio para llevar otros materiales que voy a usar en mi intervención. Después fui con el resto de maestras para recibir a los alumnos y alumnas. Me fijé en dos cosas relevantes en este momento, la primera es que uno de los alumnos llegó llorando porque según decía hoy no quería ir al colegio. Junto con su hermano del que nunca se separa se consolaron entre ellos hasta que se calmó. Por otro lado, observe que una de las alumnas corría con algo en las manos, así que le pedí que me lo enseñara. Se había traído de su casa unos palillos bastante afilados de su casa. Le di dos opciones o los guardaba en la mochila o se los guardaba yo. En un principio se mostró reticente a obedecer, pero al final decidió que yo se los guardara y una vez en clase me los pidió para guardarlos en la mochila.

Después fuimos al aula de usos múltiples, ayudándonos de la pizarra digital para que los niños practicaran la lectura. Hoy se mostraban más atentos e incluso la maestra me dejo un rato al cargo. Después se la profesora leyó el cuento de “La bruja Belinda” y repasamos la “B”.

Tras esta actividad, vino la profesora de religión junto con los alumnos de cuatro y cinco años. La actividad de hoy era un cuento sobre la primavera y su posterior dramatización por los alumnos y alumnas. Pero estos, se mostraban distraídos y no participativos. Se quejaban de los papeles y no seguían la guía de la maestra, así que intenté ayudar sin molestar en el progreso de su clase.

Después de la clase de religión, desayunaron y compartimos entre todos trocitos de manzana donde casi todos los niños comieron con gusto a excepción de uno. Luego vino la profesora de inglés que utilizando la mayoría del tiempo dicho idioma les explico una ficha sobre los medios de transportes en las que los niños tenían que recortar, unir las piezas del puzle y pegar las piezas de forma correcta.

Durante el recreo hubo un pequeño incidente con uno de los alumnos en los que pego a otro. Hable con el para que eso no volviera a suceder aunque se no fue así. Después los niños, maestros y demás profesionales del centro salieron al patio durante media hora para celebrar el día internacional de la mujer, mientras yo ayudaba con unos carteles para dicha celebración. Cuando acabe me uní a ella.


Tras esta actividad subimos a clase, se lavaron las manos e hicimos un poco de relajación. Entonces sonó la alarma de incendios a modo de ensayo. Y todos las clases actuaron siguiendo el protocolo que era: bajar persianas, cerrar las clases y demás clases comprobando que no quedaran alumnos y salir al patio de forma ordenada habiendo contado previamente a los alumnos y alumnas. 

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